Verano
El verano transcurre del 21 de
junio al 21 de septiembre. Es una estación en la que los días son calurosos y
secos cuando aún no ha comenzado la temporada de lluvias y muy húmeda después
de las primeras tormentas. La región de Tlachichila es uno de los lugares en
donde se puede ver claramente la transición entre la época de sequía y la
temporada que normalmente llamamos las aguas. La abundante lluvia de las
primeras tormentas hace que los arroyos se limpien de las hojas de los árboles
que cayeron en la última estación de otoño al igual que otros restos de plantas
y desechos de animales. Después de las primeras crecientes, por los arroyos
corre agua limpia, que solo tiene un ligero color a tierra y ésta puede ser
parda o colorada, dependiendo de la localización del arroyo.
Vista panorámica durante la estación de verano
Las
lluvias hacen enverdecer los pastos, que aguardaron durante la temporada de
secas en un estado en el que mantuvieron verde la raíz en espera de las lluvias
de la próxima temporada. Tras beber el agua que llegó del cielo el pasto
empieza a crecer, siendo la primera planta en hacerlo ya que no depende de la
germinación de las semillas. Las plantas que si de penden de la germinación,
tardan un poco más en brotar del suelo y lo hacen como si tuvieran prisa por
salir de ese refugio en el que estuvieron ocultas por al menos una temporada.
Al mismo tiempo que ocurre esto, brotan los hongos y crecen de prisa. Estos
forman parte de la alimentación de los lugareños y es cuestión de días desde su
aparición para que solo quede el recuerdo. Existen dos tipos de hongos en la
región: los de gorrita y los hongos bola. Los primeros son más abundantes en
las vecindades de tlachichila mientras que los hongos bola son más frecuentes en
los terrenos de la sierra. Al igual que los hongos, el jocoyole es abundante al
inicio de la estación de lluvias, embelleciendo los terrenos con su colorido y
deleitando los paladares con ese sabor ácido. En los días posteriores, de la
misma cabeza o camote de donde salió el jocoyole, brotan los gallitos. La
transformación del campo es un proceso continuo que parece un acto de magia en
el que no ponemos atención y la mayoría de las ocasiones el fenómeno pasa
desapercibido. Es tal vez un acto que hemos visto muchas veces y verlo una más,
no nos causa ningún asombro.
El cambio
de la estación seca a la estación de lluvias desencadena la llegada de millones
de insectos que zurcan los cielos, recorren los campos e invaden los terrenos
de cultivo. Como parte de una larga cadena, estos insectos comerán y serán
comidos contribuyendo al equilibrio del medio ambiente. Es en esta estación en
la que se puede observar un fenómeno sorprendente como lo es el vuelo de miles
de luciérnagas que mediante reacciones químicas que ocurren en su interior
producen destellos luminosos en la oscuridad asombrando a los presentes. Para
observar este fenómeno se necesita estar en el lugar y el momento indicado,
podría decirse que es cuestión de suerte.
La
abundante humedad del verano hace que los reptiles traten de adquirir el calor
que su cuerpo no produce directamente de los rayos del sol. Para ello salen de
la sombra y se posan sobre las piedras y los caminos. Esto ocasiona que los
encuentros con humanos sean más frecuentes de lo común. Las serpientes son unos
de esos reptiles. Las más comunes y peligrosas debido a su veneno son las
víboras de cascabel. Hay dos tipos de víboras de cascabel en la región. La
cascabel cerrana (crotalus molossus nigrescens) y la víbora de codorniz.
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